Anoche tuve un sueño muy loco. Alguien tenía que ir a un curso a Nueva York y me decía que lo acompañara. De verdad no sé quien era, a veces parecía Teo, a veces Personaje, a veces la Tere. La cosa es que yo iba no más a NY con lo puesto y mi bolso minnie de leopardo que tenía algunas lucas y sería.
Llegué a NY y quize pasear por el Central Park, luego llegué a unas calles con tiendas increibles y recién ahí vine a cachar que no tenía ni uno para comprarme un cinturón de 10 dólares. "Qué pérdida, todo por ser tan atarantada!", me autoretaba mientras la vitrina reflejaba mi propia imagen en la gran manzana, pero más pobre que un maní. Maní!! me acordé del Conejo que vendía maníes y dije: a este hueón le pido unos 100 dólares!!. Barsa hasta soñando! . La cuestión es que depronto cachaba q ya era sábado tipo 8 de la tarde y q tenía q irme al hotel por q mi avión de vuelta salía onda domingo a las 7.30 :s.
Entonces despierto, pero porque siento que la Loop entra calladita a mi pieza, la veo y ella me dice: "mamita, sólo vine a ver si estabas, porque tuve un sueño donde tu te ibas a Canadá y me dejabas solita..."
-no te preocupes Loop, lo más probable es que me haya tenido que devolver altiro porque se me quedaron los dólares debajo del colchón.
Ella se rió toda loca y se metió en mi cama con sus patitas heladas. Recién me dí cuenta que tenía dolor de cabeza y me dolía la garganta mucho.
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El viernes caminé mucho rato por la parte de compras de la Estación Central, buscando cosas bonitas para el cumple de Oh-Bebé. A pesar de la confusión de avenidas cortadas, di con el lugar donde acostumbraba a dejar el auto hace un montón de años, cuando los viernes en la Estación eran una pasada obligada y transformaban el fin de la semana en una despedida y una esperanza.
Pero no pensé nada de esto en el momento en que bajé del auto, ni tampoco mientras caminé por las mismas calles recorridas cuando aún no eran un bonito paseo. En realidad, aunque reconocí ese lugar y recordé -con esa difusión a la que me obligué para olvidar-, no fue sino hasta esa noche, hasta esa madrugada de sábado, cuando la memoria me llevó a dibujar otra vez ese paseo de tarde y trasladarlo hasta la época del espectro que aparecía y se perdía fin de semana por medio.
Mientras pasaban las horas de la noche fría, yo obtenía más claridad de esos recuerdos que guardé en lo más profundo de mi alma para que no hicieran daño. Les limpié el polvo acumulado, los acaricié como verdaderos tesoros y los ubiqué delante de mis ojos para observarlos mucho tiempo y traer a este presente esos sentimientos y sensaciones que alguna vez fueron todo lo que me iluminaba cada día.
-sabrá que escribo el blog?, lo habrá encontrado alguna vez?
La nostalgia de los recuerdos, la melancolía por los sueños que nunca hicimos realidad, las visitas a la boletería de los trenes preguntando por destinos que jamás recorreríamos juntos, pero que disfrutábamos de solo imaginar en vueltas eternas, días y noches, montañas y ríos, dejando rastros de nuestro andar.
Tanto tiempo pasado y mi transformación en un ser que no me agrada, más que la distancia kilométrica, es lo que nos separó tal vez para siempre. Habrá un destino que nos ponga otra vez frente a frente, miraba a mirada, estirando las manos abiertas para unir las palmas y sentir la presencia, esa presencia (ausencia) que no hay caso que pueda dejar de sentir.
Una mañana, ansiosa por llegar, volando por calles, estacionando con puertas y ventanas, subiendo, golpeando, besando, abrazando, te quiero, pensé que no llegabas, es tarde, pero no importa, un desayuno, una caricia, un ascensor compartido, una reja helada, un estacionamiento.
-se me quedaron las llaves! arriba!
-entonces volvamos a buscarlas.
Y la búsqueda infinita, pucha que eres volada, pucha es súper tarde, pero no importa, busquemos con calma, aunque aparezcan a las 6 de la tarde?, eso me parece una muy buena idea.
-quédate.
Que linda era su risa.
-crees que él piense en mi?